lunes, 30 de marzo de 2009

Recurrencias

Yo creía que soñarte
era sentirte en mis lecturas,
palparte en las letras,
percibirte en cada verso.

Yo creía que pensarte
consistía e escribirte,
exponiendo la diferencia
entre ausencia, y presencia,
entre estar vivo o estar muerto.

Yo creía en todo caso
que alguna vez llegarías,
que aquietarías mis tormentos.

Pero ahora me doy cuenta
que para mi soledad basta
aquel anhelo perpueto:
en el cual tú llegas y yo no te encuentro.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Epigrama

Quedan los nombres;
los cuerpos por sí solos no existen.

domingo, 22 de marzo de 2009

Frente al océano

a Marina Tabasso

Una mujer observa el cielo.
El cielo lo pueblan estrellas;
cúmulos de invierno.
El frío tensa el cuerpo
como la muerte. El olvido
no la alcanza, sólo el silencio.
La calma se aproxima bajo un verso,
mientras la mar, a lo lejos,
susurra secretos; sueños de arena.
De arena es el tiempo. Y su nombre.

jueves, 19 de marzo de 2009

Bogotá nocturna

No logro descubrirme,
no logro hallarme;
ni un instante de calma
entre las luces. Las sombras
se incriben y me estremecen.
Soy los ecos de una voz lejana;
pronto de mí no queda nada,
sino el aroma de un recuerdo.

Bogotá de madrugada

Sólo el frío la proclama;
invicta y solitaria la calle.
Al frente, una ventana encendida;
palabra esquiva para la hoja en blanco.
Sólo el frío la estremece;
versos salen en el alba.
Y aún el alba no trae calma.

jueves, 12 de marzo de 2009

Diálogos

Recordando el perfume de un amor postrero,
cavilaba sin cesar sobre el olvido.
Sólo soy sombra del pasado, lo finito,
aunque su adiós derrumbara mi fuero interno.
Y luego, sentando en esta mesa aturdido,
una pareja me franquea: no me niego
a compartir con ellos mi silencio.

sábado, 7 de marzo de 2009

Alucionaciones a los miedos del mundo onírico

Qué calle tan triste frente al puente,
en los andenes donde los hombres
fuera de ríos son pétalos o caracoles
en medio del océano, a mitad del día,
bajo el sol inclemente de las doce.
Una lágrima que cae entre un adagio,
intenta revivir alguna infancia
-lejanas del tiempo o los recuerdos-.

Miedo como un temblor de huesos.
Vuelve a llover frente a mi ventana:
cada vez es una mujer quien me observa
cuando duermo y descanso y respiro:
desde su mirada el mundo -su mundo- es bello.
¿Esto es un sueño?
Me observo
sin aliento
sin necesidad
del verso
del vaso de agua
o el reloj cotidiano.
Duermo. Duerme.
Verse sin mirarse,
aunque en viceversa
el espejo no funcione.
o no encuentra imágenes.
Alteraciones,
que intentan abarcarme
más allá de los suspiros.
En plena agonía de un cuarteto,
cuando las notas se desploman
y uno intenta despertase.
Nada es, cuando es hora
de levantarse para calzarse los zapatos,
o ir por café, a mitad del insomnio.
Mirarse en el cielo:
hallar en el vacío de los ojos
-empapados de lágrimas-
nostalgias tan distantes
de este intento del reflejo.
En este otro lado
la gente espera sus abismos.
Y cuando uno entra
el espejo se quiebra.

Desencuentros

Espérame en el sueño
si es negra la noche.
Espérame en el sueño
si encuentras un hilo.
Si la noche no es negra
o el hilo no es tiempo.
Búscame en las sombras
en un pedazo de olvido.

Sin retorno


Su nombre,
claridad inerme,
busca el olvido.
busca un rostro,
un rostro perdido.
Y sin embargo huye,
no despierta del silencio.
En su universo,
vastedad soluble,
prefigura cuerpos.
astros rotos por la palabra,
por los ases de luz dolorosa.

Su nombre,
bordea la soledad, las sombras.
Y sin deseo impera la nostalgia
sobre los ojos de su rostro triste.
Ausencias que lo habitan
al olvido se dirigen, mueren.
Renovada su esencia,
como un halcón en las alturas
regresa para abatirse,
para inventarse, para herirse
en el costado como un hombre,
como un árbol en su último invierno.

Pero ahora su nombre
tropieza en otros ritos.
En otras voces se disipa,
levedad de lo innombrable.
Entonces, se concibe el frío.
Nada es en su plena existencia.

viernes, 6 de marzo de 2009

Tiempo

Un minuto
para tu voz
para tus brazos
para tu cuerpo.
Pero ahora
el minuto
se ha ido.
Y no tengo
ni tu cuerpo
ni tus brazos
ni tu voz.
Y estoy solo.

Anacroneta

Penetra esta soledad una lanza.
alrededor hallo mis sombras.
nadie ha venido. Y estoy triste.
De pronto escucho pasos. De pronto.
la luz agudiza detrás de las ventanas:
proclama la partida hacia el último abismo.

Imágenes

Si la luz se vierte en los ojos,
entonces, en nuestro fuero,
habitarán menos fantasmas.
Pero el lenguaje es incierto,
e inciertas son nuestras ideas.
Ideas pobladas de espejos,
y entre más se estire el tiempo,
más se confunden los reflejos.
Los aromas son como el eco:
voz extinta donde nos reconocemos.

martes, 3 de marzo de 2009

Presagios

Le creí hasta cuando llegó la tarde;
luego el papel, la pluma, el silencio;
pronto obscureció y dejé de seguirlo:
comencé a pensar en la hoja en blanco.