Atrás, atrás de mí
va la sombra velada,
develada por el frío,
por la espera y la ausencia.
Atrás, atrás van los ecos,
fragmentos de historias ocultas:
cada miedo sabe de su abismo.
Atrás, entre las voces o los rostros,
entre rasgos semejantes a noches,
a madrugadas insomnes
van los gritos que tu mano proclama
/dibuja/
sobre la hora.
Sí, atrás queda tu nombre; tu aroma.
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