lunes, 14 de enero de 2013

Monólogo de un escriba

¿Qué estás pensando, sintiendo, meditando, decidiendo, callando, y peor aún: reprimiendo? Y aunque la lista de gerundios suele ser más larga, y por supuesto, más tediosa, cada realidad nos establece, tipo malla, o tabla de doble entrada, cómo debemos modalizar nuestras palabras, y sobre todo los silencios, ya que, -es inevitable dirían algunos- éstos hablan (a gritos, a gritos, a gritos) sobre nuestros actos. Diré: se trata de un prisma de sensaciones, o rayos refractándose, imágenes convexas o hechos inamovibles; los hechos me excluyen, y últimamente me siento derrotado. A veces este malestar del ánimo se calma; pero dura poco el analgésico. Entonces queda la escritura: una hoja  abriéndome su laberinto. Ojalá no me pierda. Ojalá.

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