jueves, 26 de febrero de 2009

Notas

Las sombras del insonio me invaden; trastocan mi tiempo.
Si acaso en el día duermo, de noche, sin sueño, pienso, siento;
lentas son las horas cuando, frente al espejo, me observo.
Nacen palabras, acaso dos versos; luego sucumbo al miedo.
El miedo me ensordece, son las notas de un chelo: delgadas,
finas cuerdas donde me estremezco: acaezco en mil reflejos.

1 comentario:

  1. Feli... como te dije antes, he tenido alguna vez insomnio... la noche multiplicandose llega a dar miedo... la subjetividad del paso del tiempo se convierte en una tortura, y los minimos ruidos o movimientos crispan los nervios... precioso poema!

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